De regreso

-Y cuando volvió a Uruguay siguió buscando.

-Sí, claro, seguí buscando. Yo estaba con Familiares, y si alguien tenía que salir a decir algo, Luisa. Y yo iba. Parecía que me dictaban lo que decía porque nunca sabía lo que iba a decir. Yo subía arriba de los estrados esos y me preguntaba “qué digo”. Y de repente parecía que me alumbraba y hablaba. Pero después tenía que preguntar lo que había dicho porque no me acordaba. Llamaba las compañeras por teléfono. Una vez hablé de los que hablaban acá de los niños chorros. Me hablaban a mí que los niños eran ladrones y me puse histérica. Lo primero que dije fue que no podía sentir hablar a los mayores de niños chorros. A ver qué eran los niños chorros que había en Uruguay. Y después llamé a una compañera y le dije “Decime, ¿qué dije yo de los niños chorros?” Todos sabían lo que había dicho. Y yo siempre decía que para mí me dictaban las cosas, porque yo no las pensaba.

-Se sigue hablando de los niños chorros.

-Pero qué le vas a hacer, es la sociedad que tenemos. ¿Cómo la cambiamos? Si me lo decís a mí antes de que me muera… total… falta poquito. Pero los que van a pasar mal son ustedes, los más jóvenes.

-Es la misma sociedad que mantuvo la Ley de Caducidad.

-¡Y qué querés, si el nuevo presidente no quiere ni que se hable de la Ley de Caducidad ni de los que están desaparecidos! Cuando llegó, el nuevo presidente (José Mujica) no quiso hacer nada. Porque para él estaban mejor los milicos que los desaparecidos. Me hizo agarrar unas rabietas… Pareciera que están de acuerdo entre ellos, se acomodan. No sabes por qué ni cómo.

-Habla del vínculo entre Mujica y los militares.

-Sí.

-Hace poco los Familiares fueron recibidos por Mujica. ¿Cómo fue ese encuentro?

-Y ahí estaba tan unido, tan unido a nosotros, que terminó diciendo que él era anarquista y le dije “Ah, qué suerte, mi papá también”.

-¿Y él qué le contestó?

-Nada.

-¿Qué resultado tuvo esa reunión?

-Sí, nos prometió cosas pero pasaron por alto. Ya ves, recién ahora están nombrando gente para seguir buscando (a los desaparecidos). Quiere decir que pasó por alto todo.

-¿Se sentían más cómodos con el gobierno de Tabaré Vázquez?

-Imaginate que nosotros en el gobierno de Tabaré teníamos un lugar dentro del gobierno, junto con la gente de la Universidad. Ahora nombraron de nuevo a uno de los compañeros que estaban y estamos esperando que la gente de la Universidad vuelva a trabajar también. Aunque hubiera cosas que no nos gustaran mucho…

-El Nunca Más, por ejemplo.

-Por ejemplo. Se repetía la teoría de los dos demonios. Igualaban a los desaparecidos con los milicos.

-¿Vázquez era más comprensivo con los Familiares?

-Sí. Hubo cosas que no estábamos de acuerdo y que él dejó de lado. Frente a esto lo preferimos, toda la vida.

-Y con Jorge Batlle, ¿cómo era el vínculo?

-Les iba a mostrar la foto en la que Batlle me hace la venia, tengo que buscarla.

-¿Qué sintió cuando le dijo que se paraba ante usted como ante su mamá?

-Me hacía sentarme al lado de él, y yo me sentaba. Después no lo he visto más ni hablé más con él. El día en que murió su mamá vino y me dijo “murió mi mamá”…

-¿Y qué le contestó?

-Que semejante grandulón…

-Lo retó, como si fuera su mamá.

-(Silencio).

-¿Cómo evalúa el trabajo de la Comisión para la Paz?

-Se hizo algo al principio… Nosotros veníamos de muchos años sin respuestas, sin salida, y él nos ayudó.

-¿Y con Sanguinetti?

-¡Nooooooooo! No puedo ni verlo, ni verlo. A Sanguinetti si habremos ido a decirle cosas, más de una vez. Pareciera que ahora todavía tiene la vergüenza de querer volver a aparecer. Uno lo ve con ganas de hacer algo. Lo ve con ganas de volver.

-Usted tuvo sus discrepancias con el último plebiscito, el de la papeleta rosada.

-Cuando tiraron la propuesta arriba de la mesa, estaba en Holanda. Me enojo siempre con los del PVP, se manejan mal. El Partido Comunista también, busca sacar siempre una tajada. Mi hermano era primero anarco y después se hizo comunista, pero esto nunca pasó en el Partido Comunista. Los desconozco. Ahora ya lo ves, llegaron a un diputado. La lucha de Familiares no tiene bandera, y ellos querían para ellos la lucha de Familiares.

-¿Cómo se procesó esa discusión?

-Y se encontraron que había una cantidad de familiares que no querían estar con ellos. No entienden que nuestra causa no tiene banderías políticas. La Marcha del Silencio tampoco las tiene.



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